* Esperemos que no se tenga que ahogar un niño, como en el lago de Ciudad de las Artes, para que se tomen medidas de seguridad.
La muerte de un niño el sábado cuatro, por ahogamiento en el lago artificial de Ciudad de las Artes –donde estaba el estadio de futbol Nicolás Álvarez Ortega-, despertó inmediatos reclamos por el abandono en que se encuentra, cuyas aguas fueron retiradas a media semana.
El lago artificial de Ciudad de las Artes representa un mal ejemplo, doloroso tras el deceso del niño, de cómo una construcción de ese tipo, especialmente en inmuebles públicos, sólo funcionan y se les da mantenimiento por breve tiempo, para el lucimiento de funcionarios, pero después quedan en el abandono y se convierten en lugares de peligro.
Para no ir lejos, otro ejemplo de abandono de un lago artificial es el ubicado alrededor del Museo Interactivo, en la llamada Ciudad del Conocimiento, frente al hospital Puerta de Hierro y a unos 80 metros del río Mololoa. Se trataría de cuando menos 100 metros de longitud, cuyas aguas, a simple vista, siempre muestran una nata verdosa.
Una empleada del museo explicó a Relatos Nayarit que el mantenimiento del lago resulta costoso, pues el retiro del agua y la limpieza representan un gasto de más de ocho mil pesos. Así sucedió en marzo, a propósito del Día Internacional de la Mujer.
Añadió que hace aproximadamente un año retiraron el agua y se colocaron piedras en el fondo del lago para darle otra imagen, pero el agua volvió a brotar, trasminando desde el río Mololoa.
Según la trabajadora del museo, la nata verdosa no es lama, sino lirio, y el nivel en el lago alcanzaría unos 60 centímetros. En la mayor parte de los lados no hay barandales.
Y así, el lago que un día significó lucimiento, los chorros de agua lanzados al aire, ahora son un problema.
Otra situación similar se encuentra en uno de los accesos al Parque Ecológico. Hace unos años fueron construidos arcos grandes, desde donde cae el agua que es bombeada. Pero ahora, explica un trabajador, la bomba ya no es prendida con frecuencia. El agua simplemente está estancada, sucia.
Y esa es la constante: el abandono de estos sitios por instancias de gobierno.
(Fotos: Oscar Verdín/relatosnayarit)