Crisis por el agua

* Ojalá se equivoquen quienes han advertido que en unos años las guerras entre los países serán por el agua. Pero tal presagio no parece descabellado.

 

La crisis por el agua, ya advertida en años pasados, alcanzó al planeta, que con el tiempo se ha tornado más caliente.

En todos los sentidos: desde la falta del vital líquido con más frecuencia, hasta el deshielo de grandes capas o el golpe implacable de huracanes, igualmente repetidos.

Si la emergencia por el agua supusimos que se presentaría para las próximas generaciones, resulta que somos los actuales habitantes del mundo los que ya convivimos con la situación y es urgente la toma de medidas desde los gobiernos, pero también en lo individual, haciendo conciencia de la importancia de utilizar únicamente el agua que requerimos.

Por ejemplo, la práctica de lavar la calle con agua a través de una manguera debe ser erradicada, y si ello no se consigue en lo individual o en las familias, tendrá que ser con la intervención de autoridades que pongan remedio a lo anterior, y una situación similar en quienes así lavan un carro.

Ahora, puesto que lo antes citado generalmente está a la vista de todos, donde depende en mayor medida de la conciencia de cada quien es en cuanto al ahorro de agua en el interior de las casas: en el lavado de trastes, durante el baño en la regadera.

Ojalá se equivoquen quienes han advertido que en unos años las guerras entre los países serán por el agua. Pero tal presagio no parece descabellado si hacemos un simple repaso sobre la disminución, con el paso de los años, en la frecuencia con que recibimos el agua en nuestras casas y en la potencia con que llegaba. En la mayoría de los casos tendríamos que reconocer una notable baja.

Un aspecto citado frecuentemente por su importancia tiene que ver con programas desde los gobiernos que atiendan la fuga de agua.

No hay vuelta de hoja: las medidas de cuidado del agua deben aplicarse, pero ya.